1. Elegir bien la potencia de los radiadores de gas natural.
En el momento de decidirse a instalar o cambiar el radiador de gas natural es importante tener en cuenta que estos sean de la ‘potencia adecuada’ en función de la estancia donde se va a instalar. Solo así podrá obtenerse el confort que las personas necesitan en su hogar.
La potencia del radiador de gas natural es independiente del tipo y del material del que está hecho, es decir, que se pueden conseguir las mismas potencias con radiadores de distinto tamaño en función del material del que están fabricados y de su configuración física.
2. Cuidar la ubicación de los radiadores de gas natural.
En el momento de instalar o cambiar los radiadores, ¿cuál es la ubicación más adecuada para colocarlos? Desde el punto de vista del confort, el lugar más adecuado es la pared más fría de cada habitación.
Esta pared es la exterior y el radiador debe colocarse debajo de la ventana, con lo que se reduce el llamado efecto “pared fría”, que es esa sensación de frío que experimentan las personas cuando se acercan a una ventana.
En algunos casos se recomienda colocar un material aislante en la pared con el fin de disminuir las pérdidas de calor hacia el exterior.
3. Elegir el tamaño adecuado.
En las plantas bajas y áticos, los radiadores han de ser mayores que en las viviendas situadas en plantas intermedias, debido a las pérdidas de calor que estas viviendas pueden sufrir a través del suelo o del techo.
No obstante, lo mejor es consultar a un experto en instalaciones y eficiencia energética, que recomiende la solución que mejor se adapta a cada caso concreto.
4. Los radiadores de gas natural deben quedar libres de obstáculos.
Conviene no utilizar cubre radiadores ni cubrir los radiadores de gas natural con muebles o cortinas ya que eso incrementa el consumo de energía y dificulta la transmisión de calor en la vivienda.
Lo más recomendable es guardar una distancia mínima de cinco centímetros entre la parte superior del radiador y cualquier obstáculo.
5. Deben cumplir unos requisitos imprescindibles.
Los radiadores de gas natural han de estar instalados de manera que se puedan aislar sin interrumpir el servicio en el resto de la instalación (para ello dispondrán de válvulas termostáticas, detentores, etc.), y han de contar asimismo con un purgador que evite la acumulación de aire y los problemas que ello comporta. Aunque es posible que en edificios construidos antes de 1981 no se cumplan estos requisitos, que se exigieron posteriormente.