Válvulas termostáticas.
Desde marzo del 2003 es obligatoria la instalación de válvulas termostáticas para conseguir un ahorro energético, según la modificación de la norma RITE 09 para “Instalaciones Individuales” aprobada por el Real Decreto 1218/2002, incluido en el RITE.
Es fundamental poder decidir la temperatura óptima de los ambientes en que vives o trabajas, obteniendo a su vez un ahorro energético.
En el interior de cada habitación se producen durante el día variaciones de las cargas térmicas en función de factores como la variación de la temperatura externa o la presencia de un mayor número de personas, equipos eléctricos, radiación solar a través de ventanas, etc.
En estos casos las válvulas termostáticas montadas en el radiador de gas natural impiden el efecto de sobre temperatura, sin afectar al normal suministro de calor al resto de las habitaciones de la casa.
Es importante saber que “por cada grado que se aumente la programación de la temperatura en la la calefacción de gas natural de la vivienda, el consumo energético aumenta un 7%”, según indica un estudio realizado por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE).
Funciones de la válvula termostática.
Las funciones principales de la válvula termostática son:
- Aprovechar las aportaciones caloríficas debidas al sol y a la ocupación de la estancia.
- Mantener la temperatura interior de la estancia lo más cerca posible del valor fijado por ti.
Estos puntos tienden a disminuir el consumo de energía y a mejorar el confort térmico.
La válvula termostática está diseñada para utilizarse con un cabezal termostático, permitiendo regular la temperatura de cada estancia de forma independiente, manteniéndola constante en el valor deseado. La configuración de dicha válvula es distinta según el tipo de instalación (bitubo o monotubo), pero su funcionamiento básico es el mismo. Así se ahorra energía y se consigue un mayor confort.